¡Bienvenidos de nuevo, cibernautas!
Hoy os explicaremos el por qué del nombre de algunos tiempos verbales en español: el pretérito perfecto, el pretérito pluscuamperfecto y el futuro perfecto.
Cualquier verbo en latín compuesto con la preposición "per-" significa que la acción que dicta ese verbo está acabada. Y el verbo "facio" (hacer) no puede ser menos. Por tanto, el verbo "perfacio" significa terminar de hacer.
Este verbo en su forma de supino es "perfactum" y de ahí vienen los tiempos verbales perfecto, pluscuamperfecto y futuro perfecto. Su evolución es simple: la -m final desparece y la "u" se cierra en "o". Y para que es sonido sea eufónico (palabra de la que el próximo día explicaremos su etimología, de origen griego) la "a" ha pasado a "e"
Así, el tiempo "perfecto" se refiere a una acción ya acabada: he hecho ________, y el pluscuamperfecto se refiere a una acción más que acabada: había hecho ________.
También, el tiempo futuro perfecto tiene dicha etimología, ya que se refiere a que una acción será acabada en el futuro: habré hecho ______
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